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Mitos y verdades sobre los cereales

autor Enzo Argüelles
tiempo de lectura 2 min
Actualizado: 14 oct 2017Publicado: 10 sept 2017

El desayuno está considerado como la comida más importante del día. Debe ser capaz de aportar la energía necesaria para empezar bien la mañana y, en este aspecto, los hidratos de carbono son esenciales. Por eso, los cereales son los reyes del desayuno -y de las meriendas o cenas también- de muchas personas, especialmente de los más pequeños o de los adolescentes.

Los cereales de desayuno están compuestos de cereales de lo más diversos, como el trigo, el arroz, el maíz o la avena y son alimentos ricos en hidratos de carbono. En el mercado encontramos tres tipos principales de cereales: integrales, inflados o copos procesados.

Los integrales son los que menos se procesan a la hora de elaborarlos, mientras que los copos procesados están hechos a partir de una harina que supondrá un aporte extra de hidratos en el resultado final. Respecto a los cereales inflados, se elaboran insuflando aire en pequeñas porciones de la masa que resulta de mezclar la harina y los granos que correspondan en cada caso.

A este ingrediente principal, se le añade posteriormente azúcar, miel, caramelo, chocolate, etc. En este sentido, es importante saber que, además de azúcar, los cereales también contienen sal, una sustancia que se emplea para potenciar su sabor. Aproximadamente (depende del cereal), una ración de 30 gramos supone el 10% de la ingesta recomendada diaria de sodio, por lo que no supone ningún problema para niños o adultos saludables.

¿Y engordan los cereales?

Si tenemos en cuenta que deben aportar energía y que ésta se consigue principalmente a través de los hidratos de carbono, lógicamente será un alimento calórico. Sin embargo, no se debe olvidar que son hidratos o azúcares de asimilación lenta, por lo que reportan energía durante un largo periodo de tiempo. Además, las calorías las aportan, aparte de las harinas empleadas en su elaboración, provienen de los azúcares y del resto de ingredientes añadidos. Así, si se quiere cuidar la línea, habrá que elegir aquellos que no tengan miel, caramelo o frutos secos entre sus componentes.

En cuanto a las fibras y vitaminas que llevan muchos cereales, éstas dependen también del cereal. Según el tipo, la cantidad de fibra que contengan será muy variable, entre 1 y 11 gramos por ración. Esto significa que pueden llegar a proporcionar un tercio de la cantidad de fibra diaria recomendada para el buen funcionamiento del organismo. Por ello, son un buen complemento de la fruta, la verdura o las legumbres. Respecto a las vitaminas y minerales, muchos cereales incluyen hierro, magnesio, vitamina C y B o ácido fólico.

Por último, respecto al etiquetado, hay que valorar positivamente que encontremos los datos nutricionales básicos, así como la descripción del producto o la lista de ingredientes. En este aspecto hay algunos productos en los que se incluye un útil porcentaje de la cantidad de cada ingrediente (al menos de los principales) contenido en los cereales.

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