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Un ‘Parlamento colgado’, una Primera Ministra ‘pato cojo’… ¿Qué puede pasar a partir de ahora en Reino Unido?

autor Enzo Argüelles
tiempo de lectura 5 min
Publicado: 9 jun 2017

Reino Unido sale de estas elecciones con lo que allí se llama un ‘Parlamento colgado’. Es decir, un parlamento sin mayoría. Algo que sólo ha ocurrido seis veces en la historia,aunque dos de ellas son recientes. Y a los laboristas les ha faltado tiempo para calificar a Theresa May como un ‘pato cojo’, que es una frase hecha que a principios del siglo pasado para quienes no podían afrontar sus deudas, y ahora se utiliza para los políticos que no consiguen los apoyos suficiente. Así que… ¿qué va a pasar ahora?

Para tener mayoría absoluta en el Parlamento británico es necesario que un partido consiga 326 de los 650 escaños de la Cámara de los Comunes, lo que le permitiría formar un gobierno que cuente con el apoyo necesario.

En estos momentos, y sin cerrar aún el recuento, Teresa May no llega a los 326 escaños, y lo máximo que le dan las mejores previsiones son 316. Así que Reino Unido se dirige a lo que ellos denominan un ‘parlamento colgado’. Algo que sólo en cinco ocasiones ha ocurrido, aunque recientemente se ha repetido tras las elecciones de 1974 y tras las de 2010.

Opciones para May

Cuando hay un parlamento sin mayoría, al líder del partido que tenga más escaños le corresponde (como en España) intentar formar gobierno. Y para conseguirlo tiene dos opciones:

Una es alcanzar una ‘coalición formal’ con otro u otros partidos, y lo habitual es que comparta con ellos algunos ministerios y que hagan un pacto para un programa conjunto.

La otra posibilidad es un arreglo más informal, que los ingleses conocen con el nombre de “la confianza y la oferta”. En ese supuesto, hay un gobierno en minoría que busca acuerdos puntuales con partidos más pequeños para conseguir su apoyo en decisiones concretas como presupuestos… Pero sólo un partido compone el Gobierno.

Así que en estos momentos es a la líder del Partido Conservador, Theresa May, a quien corresponde formar gobierno. Y para conseguirlo podría llegar a una coalición formal o a un pacto con el Partido Unionista Democrático (en inglés Democratic Unionist Party, DUP), que le daría la mayoría necesaria.

El DUP es el mayor de los partidos políticos unionistas de Irlanda del Norte y el cuarto del Reino Unido, que en estas elecciones ha sacado 10 escaños y con el que podrían sumar 326 escaños si se confirman finalmente los 316 de los conservadores.

Si no lo consigue, podría intentar cerrar con ellos un pacto para gobernar en minoría, dirigirse a partidos menores para intentar un acuerdo para el voto de confianza, e ir cerrando acuerdos puntuales posteriores.

El turno de Corbyn

Si los conservadores no logran el acuerdo formal ni consiguen formar una alianza, sería el turno de los laboristas. Y Jeremy Corbyn podría intentar llegar a un acuerdo con el SNP, los demócratas liberales, los partidos nacionalistas de Irlanda del Norte y los Verdes.

La baza más importante para Corbyn la tendría el Partido Nacional Escocés (no se llama nacionalista, aunque lo sea, sino ‘Nacional’) de ideología nacionalista y socialdemócrata.

Se mantiene el tercero en escaños, con 35, aunque se ha dado un batacazo importante en estas elecciones (-21). Pero está por encima de lo que en ellos era habitual, aunque muy por debajo del memorable éxito que obtuvieron en las pasadas elecciones.

Recordemos que en las generales de mayo de 2015 el SNP logró una abrumadora mayoría, consiguiendo 56 de los 59 escaños que los escoceses tienen en la Cámara de los Comunes. Fue una subida impresionante, ya que en las elecciones anteriores, las de 2010, sólo habían conseguido 6 escaños.

Pero a Corbyn no le bastaría con el SNP y que pueda conseguir todo el resto de la Cámara se antoja muy poco probable.

Ya han comenzado las negociaciones

Seguro que a estas horas los intentos de formar alianzas ya han comenzado. Y lo más probable es que en cuestión de días se pueda anunciar el acuerdo.

Los parlamentarios tienen que volver el mismo lunes al Parlamento, y el ‘voto de confianza’ del gobierno tendrá lugar el 19 de junio.

Pero cuidado porque en Reino Unido también existe la posibilidad de que la cerrazón de los políticos hiciese imposible cualquier tipo de pacto, aunque es bastante menos probable que En España. Pero realmente, si nadie consigue un apoyo suficiente para formar gobierno, cuando sea la fecha del discurso de la Reina, se verían obligados a convocar nuevas elecciones, que probablemente se celebrarían en el mes de agosto.

Situación extraña

La situación en la que se encuentra ahora el Reino Unido es bastante anómala, y sólo se ha producido seis veces en la historia: 1910, 1923, 1929, 1974 y 2010. Y en cinco de ellas hubo un gobierno en minoría. Sólo en 2010 se optó por una coalición formal, de conservadores y liberales demócratas, que además le costó el puesto a Gordon Brown.

Una cuestión importante en Reino Unido es que para formar gobierno no es necesario tener los votos de la mayoría de los parlamentarios. Basta con que ninguna combinación de partidos pueda formar una mayoría en contra.

Y eso cambia las cosas con respecto a España, por ejemplo, porque los cinco diputados del Sinn Fein no ocuparán sus asientos.

Cómo están las posibles coaliciones.

Los liberales, con 12 escaños, en principio mantienen su negativa a formar coalición, ni con conservadores, ni con liberales.

El SNP (35 escaños) parece más abierto a favorecer un acuerdo de coalición, y su líder, Nicola Sturgeon, ya dijo antes de las elecciones que si no había mayorías, su partido “estaría dispuesto a formar parte de una alianza progresista que llevó a cabo políticas progresistas”.

Los Verdes (1 escaño) también han declarado estar dispuestos a apoyar a los laboristas.

Y la clave la tendría el DUP, que sería el partido que podría darle el gobierno a los conservadores y a quien, muy probablemente, se dirigirá Theresa May en primer lugar, pero más para formar un gobierno en minoría que para firmar una colación formal.

Y el DUP ya sabe lo que es trabajar con el equipo de la actual Primera Ministra. Y lo que sí declararon varios de sus líderes antes de las elecciones, es que no se unirían a los laboristas.

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