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¿Se puede evitar la cirugía del tendón supraespinoso del hombro?

autor Enzo Argüelles
tiempo de lectura 2 min
Actualizado: 29 may 2017Publicado: 12 may 2017

El manguito rotador del hombro es un conjunto de músculos que permiten la movilización y estabilización de la articulación glenohumeral, y son, el supraespinoso, infraespinoso, redondo menor y subescapular.

El hombro es una articulación compleja, en la que además colaboran en su movilidad un gran número de músculos íntimamente relacionados con estos que componen el manguito rotador. Cada uno de estos músculos tiene una función prioritaria, siendo en el caso del supraespinoso, fundamentalmente la abducción o elevación del hombro.

La inmensa mayoría de las indicaciones quirúrgicas en traumatología permiten una mejora en la calidad de vida, por lo que son pocas las intervenciones quirúrgicas que no permiten una alternativa ortopédica, “sin tener que pasar por quirófano”. La cirugía del manguito rotador, no es una excepción, por lo que es importante tener en cuenta una serie de factores, antes de plantearnos qué hacer. Los más importantes son:

En primer lugar, el tipo de rotura, es decir, que sea una rotura aguda o crónica. No es lo mismo una rotura tras un corte por ejemplo con un cristal, que una rotura crónica, degenerativa, que se produce de forma progresiva a consecuencia del la degeneración y el desgaste de los tejidos, con una clínica de dolor y limitación de la movilidad del hombro de forma muy paulatina.

En segundo lugar, la edad del paciente. Las roturas agudas suelen producirse en pacientes jóvenes, que precisan de una agresión más severa para presentar este tipo de lesiones. Las roturas crónicas son propias de pacientes de edad avanzada, en los que pueden aparecer de forma casi espontánea como consecuencia de la degeneración tendinosa, o de mediana edad, tras sobreesfuerzos o traumatismos de baja intensidad.

En tercer lugar, la clínica. Las roturas agudas, suelen acompañarse de dolor intenso, y de una limitación funcional muy importante, mientras que las crónicas, al ser muy progresivas, pueden cursar con un dolor más leve o inexistente, y con una alteración de la funcionalidad que puede ser o bien severa o bien cursar a una discreta pérdida de fuerza o de limitación de los últimos grados de la abducción o separación del hombro espectro clínico es muy amplio.

También hay que fijarse en el tipo de rotura que presenta el paciente, información que aunque no siempre, normalmente nos la aportan las distintas pruebas de imagen. Hay roturas masivas que no pueden ser solucionadas mediante una sutura del tendón, y que precisan de otras técnicas quirúrgicas como la prótesis de hombro.

De todo esto se desprende que la cirugía no está indicada en todos los casos, y que el tipo de cirugía ha de ser individualizado para cada paciente. En los casos en los que pueda o el paciente no desee someterse a una intervención quirúrgica, se puede optar a un tratamiento conservador en el que entra en juego un programa de rehabilitación, orientado a potenciar el resto de la musculatura del hombro para suplir parcialmente la función del supraespinoso.

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