¿Son saludables los caldos y cremas preparados?
En los últimos años, la falta de tiempo ha producido un aumento considerable de ventas de cremas y caldos listos para tomar. Normalmente, estos productos se presentan en tetra bricks en los que es habitual encontrar palabras como “casero”, “hecho como en casa” y sinónimos en esa línea. Pero, ¿qué diferencias hay entre los caldos o cremas que se pueden cocinar en casa? A continuación, analizamos estos productos para descubrir sus propiedades.
Caldos de pollo
Ya sea en la tradicional pastilla o en un brick, los caldos preparados facilitan muchísimo la tarea de hacer una sopa o un caldo sabroso y, sobre todo, de forma casi instantánea. Pero muchas veces, a la hora de elegir una marca u otra, no nos detenemos a pensar en el contenido nutricional que pueden aportarnos dichos caldos. ¿Cómo elegir el más saludable para nosotros?
En la lista de ingredientes aparecen los componentes en orden de importancia, es decir, de mayor cantidad utilizada a menor. En un caldo de pollo, por ejemplo, la presencia de éste debería estar entre los primeros nombres de la lista, lo que asegurará una mayor cantidad de esta carne rica en ácido fólico y vitamina B3. Por el contrario, es preferible que la presencia de almidones –utilizados para espesar el producto y darle textura-, figure hacia el final de la lista, pues eso supondrá la existencia en puestos anteriores de ingredientes con mayor valor nutricional.
Respecto a su valor energético, los caldos son productos con muy pocos hidratos de carbono y grasas y, aunque hay una mayor proporción de proteínas, se trata de un alimento de bajo contenido calórico. Así, oscilará entre las 11 calorías por una ración de 250 ml. de caldo hecho con cubitos a 22 calorías de la misma cantidad de caldo de brick.
Y es que en contra de la creencia popular de que llevan mucha grasa, ambos productos son aptos para cualquiera que quiera controlar su peso, especialmente los cubitos o caldos deshidratados, que tienen una cantidad tan pequeña que casi es imperceptible. De hecho hay productos en el mercado que tienen aún menos grasa y se les da la denominación “Bajo en grasa”, pero es tan pequeña la cantidad que incluyen los convencionales que todos podrían denominarse así.
Por otro lado, estos productos cuentan con un elevado contenido en sodio. Una plato de 250 ml. de caldo aporta alrededor del 40% de la cantidad diaria recomendada, por lo que su uso debe ser moderado para personas con problemas cardiovasculares o con hipertensión. Para identificar la sal en las etiquetas, podemos echar un vistazo a la cantidad de sodio que aparezca en la tabla nutricional. Hay que tener en cuanto que cuanto menos sodio contenga, menor será la cantidad de sal utilizada para prepararlo.
En cuanto a la diferencia entre los caldos de pollo de brick y los deshidratados, su valor nutricional es muy similar. Sin embargo, los caldos líquidos tienen menos aditivos, mientras que algunos deshidratados contienen glutamato (un potenciador de sabor) y algún conservante o colorante. Por el contrario, los cubitos, al ser más pequeños y compactos, generan menos residuos y son más respetuosos con el medio ambiente.
Cremas de verduras
Los purés preparados tienen bajo contenido calórico
Las cremas de verduras y vichyssoises son, para muchos, una opción rápida y cómoda para sustituir la verdura. Además, es una buena alternativa para los niños algo reticentes a comer verdura, ya que suelen tener menos reparos a la hora de tomarla si tiene la textura de un puré.
Si echamos un vistazo a la etiqueta, lo ideal es que, además de incluir los datos básicos (hidratos de carbono, proteínas y grasas), aparezca la cantidad de fibra, sodio y vitaminas y en qué porcentaje están presentes respecto a la cantidad diaria recomendada. Así, al comparar unas etiquetas con otras, podemos distinguir cuáles tienen mayor o menor cantidad de vitaminas y fibras.
La cantidad de calorías de las cremas de verduras es pequeña, pues una ración de 250 gramos aporta unas 100 calorías, mientras que la misma cantidad de la vichyssoise son unas 130 (más que la de verduras porque lleva nata). Así, por lo general, no contiene mucha grasa, por lo que es una buena opción para ayudar a controlar el peso.
Respecto a otras propiedades, como la fibra, una ración de 250 gramos de crema de verduras aporta alrededor de 4 gramos, es decir, el 20% de la cantidad diaria recomendada, por lo que puede ser un complemento adecuado para frutas y verduras, que deben aportar el resto de la fibra necesaria, que debe situarse en los 25 gramos diarios. Otros ingredientes presentes en las cremas de verduras son almidones, féculas o aditivos espesantes, cuya presencia está justificada si tenemos en cuenta que se usan para lograr la consistencia de éstas.