Los datos estadísticos son las mejores herramientas para competir
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los empresarios se dieron cuenta de que la tecnología ya era capaz de generar una oferta por encima de la demanda, el cliente y la satisfacción de sus gustos/necesidades pasó a un primer plano. Además de que la supervivencia de cualquier negocios se redujo a dos mandamientos que resumen toda la carrera de administración: resolver problemas y hacerlo a costos asequibles.
Como la resolución de problemas y la satisfacción de gustos para cobrar por eso se convirtió en el apostolado de toda empresa, saber con exactitud lo que desean y necesitan los clientes es la diferencia entre el crecimiento sostenido y la penosa quiebra.
La actual crisis mundial ha llevado a los medios de producción actuales a sobrepasar aún más la capacidad de los consumidores de comprar, por tal razón, el mercado atraviesa por un proceso profundo de selección natural donde ganará el más preparado, pero sobre todo el más informado.
Tom Davenport y Jeanne Harris establecen en el libro Competing on Analitycs (algo así como Competencia sobre la base del Análisis) el imperativo moderno de que los altos ejecutivos deben tomar decisiones en función de los indicadores que muestra el entorno por medio de estadísticas y no sólo en función de la experiencia o un espíritu apostador donde un error de juicio hace que no quede nada.
La obra publicada en el 2007 por Harvard Business School Press plantea las dificultades de convertir a una empresa semi-improvisada en una competidora sobre la base del análisis como son: la posible apatía del gerente general (que hace imposible la iniciativa), la falta de una cultura orientada a este tema y la escases de personal preparado en estos aspectos.
Las estadísticas, datos, números o cualquier indicador de cómo se expresa el mercado debe ser tomada en cuenta para invertir, lanzar un producto o cualquier otra operación empresarial. Las decisiones improvisadas traen resultados improvisados.