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La UE estudia prohibir las patatas fritas demasiado crujientes, el pan demasiado hecho y el café muy tostado

autor Enzo Argüelles
tiempo de lectura 3 min
Publicado: 20 jul 2017

A este paso no nos vamos a morir nunca. Ahora parece que la Unión Europea se está planteando prohibir las patatas fritas demasiado crujientes, el pan demasiado hecho, sobre todo si es integral, el café demasiado tostado… todo por culpa de la ‘Acrilamida’ tóxica y sus peligrosos efectos cancerígenos.

Por esa razón, el riesgo de cáncer, un grupo de expertos de la Comisión Europea han decidido poner normas más estrictas sobre todo para los fabricantes de patatas fritas (incluidos los puestos callejeros) y las panaderías.

Porque la sustancia potencialmente cancerígena, la acrilamida química, aparece principalmente cuando se preparan alimentos de patata o fabricados a base de maíz, a altas temperaturas, tanto al freír como al hornear.

Así que Bruselas pretende regular cómo tenemos que freír, hornear o asar los alimentos. Y hasta se plantea que los paquetes de patatas fritas congeladas tengan el tratamiento de productos peligrosos y estén obligados a colocar en lugar bien visible para los consumidores, la temperatura a la que se han freído u horneado.

Y los restaurantes y puestos de la calle no pueden freír las patatas paja a más de 175 grados centígrados y durante no mucho tiempo, ya que el tiempo también es un factor importante para que la acrilamida aparezca en los alimentos. Por eso se plantean hasta que existan una especie de ‘semáforos’ que controlen el color de las patatas, ya que el hecho de que esté más oscura de lo deseable sería un indicador suficiente de la presencia de acrilamida.

Claro que los buenos expertos en patatas fritas aseguran que la temperatura es muy importante y que el hecho de que arranquen a más grados las hace más crujientes y sabrosas, que es como les gustan a los clientes.

El pan también sería un peligro

En parecida situación está el pan. La UE pretende evitar la corteza de lo que en España llamaríamos una barra tostadita, es decir, un poquito oscura. Y así han avisado del peligro, sobre todo en el caso de los panes integrales, que precisamente se venden por ser más saludables. Y han aconsejado que el horneado sea corto y no demasiado caliente.

Igual que las galletas de pan de jengibre, que no deberían quedar tostadas y habría que cocerlas en el horno el menor tiempo posible. Y al igual que todos los cereales, a temperaturas no muy altas.

Y las advertencias de la UE alcanzan hasta el café, que tampoco deberíamos dejarlo tostarse mucho, y mejor si lo hacemos a una temperatura suavecita.

Así es la Acrilamida tóxica

La culpable de todo, la acrilamida tóxica, es una sustancia química que se usa en muchos procesos industriales, como la producción de papel, tintes y plásticos, y en el tratamiento del agua potable y de aguas residuales.

Pero desde hace un tiempo, investigadores tanto de Europa como de EE.UU. han hallado acrilamida en alimentos que fueron calentados a una temperatura superior a 120 grados centígrados, mientras que en los mismos alimentos calentados por debajo de esa temperatura no aparecía.

Y sobre todo aparecía una mayor concentración de acrilamida en las patatas fritas. Lo que provocó que la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) declararan que este hecho supone una “gran preocupación” y que es necesario llevar a cabo más investigaciones para determinar el riesgo de la exposición a la acrilamida en los alimentos.

Y los estudios parecen haber demostrado que los métodos de cocinar a altas temperaturas, tales como freír, hornear o asar, producen acrilamida (3), mientras que parece menos probable que hervir y cocinar alimentos en hornos de microondas produzcan esta sustancia química. Y además, los tiempos más largos de cocinado pueden también aumentar la producción de acrilamida cuando la temperatura de cocción es superior a 120 grados centígrados.

No olvidemos que la acrilamida es una de las sustancias con mayor poder cancerígeno que encontramos en el humo de los cigarrillos.

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