¿Con qué se come el buen gobierno corporativo?
El buen gobierno corporativo es el conjunto de principios, normas y acciones que sirven de marco para el correcto funcionamiento de la administración de la empresa. Estas prácticas tienen como meta primaria cuidar los intereses de los accionistas (propietarios), de la posible avaricia de los administradores y consejeros directivos (controladores).
En una empresa pequeña, quien ostenta la propiedad también cuenta con el control de la administración, pero en una gran corporación que cotiza en la bolsa de valores de Nueva York es común que el conglomerado de accionistas o propietarios delegue los trabajos de directorio a un grupo de ejecutivos capacitados para afrontar las responsabilidades empresariales.
De esta forma, los propietarios o accionistas de la empresa no son los que día a día toman decisiones en favor (o en contra) de la misma. ¿Qué ocurre con eso? Que de vez en cuando ejecutivos avaros dirigen las compañías bajo su mando, no en procura de la rentabilidad de los accionistas, sino en búsqueda de su lucro personal cortoplacista, situación que puede llevar a la quiebra a la organización.
Los legisladores internacionales en materia económica, entiéndase el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), introdujeron en los marcos jurídicos globales el concepto del buen gobierno corporativo, con fines de hacer penalmente responsables a altos ejecutivos que manejen sin delicadeza el erario empresarial, propiedad de diversos accionistas.
Al colocar contra la espada y la pared a los CEOs, el público tiene menos temor de invertir o comprar acciones, de modo que el mercado de valores no resulta afectado de la probabilidad que existe de que la alta gerencia se eche al bolsillo el dinero de los propietarios.